La batalla del Ebro

Las hazañas de los más débiles siempre se escriben desde la épica. El martes se rendirá un homenaje a cientos de miles de españoles en un campo de fútbol. Será el momento de los que no ganan copas ni ligas ni juegan en Europa. Será el momento de los aficionados de ciudades que no tienen Cibeles ni Canaletas pero que vibran con el equipo de sus amores, que sufren y padecen.

Será el momento de todos aquellos que juegan al fútbol en equipos modestos perdiendo horas de su descanso para entrenar y los domingos, sin apenas horas de sueño, ir a cualquier campo de España para disfrutar de su deporte. Será el momento de todos esos padres que llevan a sus hijos a entrenamientos y partidos como lo hicieron los padres de Torres, de Cesc o de Casillas y de tantos otros que soñaban con salir en los cromos de futbolistas y cuya inmensa mayoría se quedó sin conseguirlo. Será el momento de los que nunca llegaron a estrellas pero saben que en la vida tendrán su oportunidad, serán protagonistas.

El viejo estadio municipal de Anduva recibirá a un modesto y grande C.D. Mirandés y al histórico Athletic de Bilbao. Pero sobre todo recibirá al fútbol en el que no hay enemigo pequeño, donde la pasión lleva a recuerdos imborrables, donde un gol es un abrazo, un grito, una explosión de gozo, una descarga de adrenalina. El Mirandés es el reflejo de lo posible. De la modestia, del esfuerzo, de la fe, de la normalidad. Sus jugadores trabajan y juegan con la naturalidad de lo cotidiano.

Representan a todos. Al bombero lateral derecho, al estudiante que corre la banda, al frutero que remate el córner, al pintor que consigue las camisetas, al electricista que pone el coche para los desplazamientos, al panadero que regala los bocatas o al policía que deja la porra en casa para correr en pantalón corto detrás de una pelota. A tanto loco por el fútbol que anda suelto en todas las ciudades españolas.

El martes, a orillas del Ebro, el fútbol abraza a su propio mundo, donde esta vez en el FIFA Player no figura Xavi sino un empleado de banca que juega como los ángeles y se llama Pablo Infante. ¡Aupa Athletic, hurra Mirandés! Ya ha ganado el fútbol.